jueves, 14 de noviembre de 2013

La evolución de la industria española

   La industria en España ha evolucionado a lo largo de la historia hasta convertirse en un sector importante dentro de la economía española. El inicio del avance se dio en la segunda mitad del siglo XIX, con la Revolución industrial ya consolidada en Europa, y aunque alcanzó cierta importancia, tenía cierto atraso con relación a los países europeos y una gran dependencia tecnológica y financiera de los mismos. 

   Además, quizá el mayor logro de esta época fue la amplia red ferroviaria que se creó sobre todo para transportar minerales, convirtiendo España en un país exportador de minerales, quedando a merced de intereses ajenos y sin capacidad para aprovechar su riqueza mineral en beneficio propio.

    Sin embargo, la industrialización española avanzó a un ritmo lento y plagado de discontinuidades. A ello contribuyó el acusado fondo rural del país, el impacto de la desamortización civil, la ausencia de una burguesía emprendedora, etc.
   Durante el primer tercio del siglo XX, la industria española se afianzó notablemente gracias a la protección arancelaria y se consolidaron sectores industriales como el metalúrgico, el textil o el químico, impulsados por el crecimiento de la demanda y la consolidación del mercado interior. Tras la primera guerra mundial, la productividad industrial mejoró y se dio un considerable impulso a la construcción de obras públicas durante la dictadura de Primo de Rivera, particularmente de carreteras, que resultó fundamental para la conexión de los mercados interiores. 
   En este periodo, las empresas extranjeras abandonaron la explotación de las agotadas minas españolas, y pese a los indudables progresos, la industria española seguía acusando el retraso y la dependencia de Europa y empezaron a manifestarse los desequilibrios territoriales que alcanzarían su plenitud en las décadas posteriores.
   La Guerra Civil truncó la fase expansiva de la industria española. A su término hubo que afrontar la reconstrucción y la recuperación económica, además de resolver las graves carencias industriales del momento, lo cual se abordó en un contexto de autarquía, es decir, de autosuficiencia económica. Así, se crea el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941; y partir de 1950 la situación fue cambiando y se logró una cierta recuperación en los niveles de renta y la economía española encontró cierto alivio y además, se puso fin al aislamiento y España se integró gradualmente en la economía internacional.
   Con esto, la nueva estructura industrial se caracterizó por la dualidad, es decir, por la existencia de un sector dominado por la gran empresa de capital público y orientado a bienes de equipo, y otro sector integrado por la pequeña y mediana empresa de capital privado, dedicado a las industrias de transformación y de bienes de consumo.
   El período entre 1959 y 1975 supuso un enorme crecimiento económico, debido en parte a factores como la expansión generalizada de la economía capitalista, la llegada de capital extranjero, etc. Al mismo tiempo, España recibía divisas con las que hizo frente a la compra de petróleo y a la importación de bienes industriales y se pusieron en funcionamiento los planes de desarrollo y se crearon los polos de desarrollo y promoción, como por ejemplo el de Huelva.
   A pesar de que los planes de desarrollo no dieron los resultados previstos,  el PIB alcanzó un índice de crecimiento anual en torno al 7%, además de que la industria española mejoró notablemente, aunque siguió acusando los efectos negativos de la gran dependencia tecnológica, de las importaciones y de una inadecuada estructura empresarial. 
   Mas tarde, la crisis de la industria que afectó al mundo occidental a partir de 1973 también afectó a España, principalmente por el encarecimiento de los precios del petróleo. A lo que hay que hay que añadir el delicado momento en que se hizo patente la crisis: el ocaso del franquismo y el complicado camino que comenzaban a recorrer la sociedad española hacia la transición democrática.
   La respuesta a la crisis no podía ser otra que la reestructuración de la industria, para ello se llevaron a cabo dos planes: una reindustrialización, aunque puede decirse que no dieron todos los resultados esperados, pues agravaron los desequilibrios ya existentes desde el despegue industrial español; y la reconversión industrial, que se llevó a cabo sobre sectores maduros de la industria como la siderurgia y la naval, pretendiendo racionalizar la producción industrial, adaptando la oferta a la demanda, modernizando la industria, adoptando nuevos sistemas de gestión, etc.
   Finalmente, a partir de la década de los 90 y hasta ahora, asistimos a una nueva reconversión industrial, impuesta por Europa, asistiendo a una recuperación económica bien perceptible, aunque empieza a perder fuerza en el PIB a partir del 2000, acentuándose aún mas por la crisis que ha llevado a un aumento de la deslocalización de la industria en España, y por el auge del sector terciario, del que se habló en la anterior entrada del blog; así, el sector secundario aporta el 13% del PIB, y pese a que en los 70 llegará a aportar mas del 35%, sigue siendo de gran importancia para España su desarrollo y recuperación.


Para saber más sobre los principales problemas de la industria vean este vídeo de un capítulo de Salvados, emitido por La Sexta: 
                                     

¿Baja la gasolina?

Parece ser que el precio del carburante está empezando a bajar, marcando la gasolina su precio más bajo desde diciembre de 2012. La gasolina ha bajado un 0,3% y un 0,2% el gasóleo según el Boletín Petrolero de la Unión Europea.

Si nos centramos en el precio de la gasolina, esta cuesta 1,378 € el litro. Ha bajado hasta un 1,5% desde enero, costando a pesar de esto un 0,5% más que durante la misma semana del año anterior.

La bajada del precio en el gasóleo es del 1,9% con respecto a enero y del 0,7% con respecto a la misma semana del año 2012, situándose su precio en 1,335 €.

Después de decir todo esto, vamos a ponernos en la situación actual. Un motor de un vehículo de gasolina tiene una capacidad media de 55 litros. Si llenamos el depósito, nos encontramos con que cuesta llenarlo 75,8 €, es decir, solo ahorramos 20 céntimos en comparación con los datos de hace una semana. En el caso del gasóleo, el precio de llenar un depósito con la capacidad ya citada cuesta 73,4 € (10 céntimos menos que hace una semana).

Toda esta evolución de los precios en el combustible vienen dada por el encarecimiento del barril de petróleo de referencia en la Unión Europea.

Los carburantes cuestan en España menos que en la media de la U.E., pero sigue estando a un precio muy elevado en comparación con la renta de un ciudadano español medio. En países de Europa, el combustible es más barato y la renta de sus habitantes es mucho mayor, como por ejemplo es el caso de Francia.


El menor nivel de precios del combustible en España en relación con el entorno se debe a la menor presión fiscal que tiene, a pesar de la subida del IVA, a los impuestos autonómicos, etc. 

Para ampliar un poco el contenido que se ha descrito, os dejo aquí un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) con fecha del 13 de noviembre de 2013.